Tenemos que entender la convivencia como la capacidad que tienen las personas de relacionarse, respetando los derechos de los otros y manteniendo la amistad mutua.
Partimos de que un buen plan de convivencia ha de diseñarse sobre objetivos preventivos.
Entendemos el conflicto como la confrontación que se produce entre diversos intereses. La actitud con la que se enfrenta a un conflicto es más importante que la del conflicto mismo.
Los esfuerzos deben centrarse en buscar soluciones con un talante colaborador y de flexibilidad para el cambio.
Partimos de la autoridad y el respeto como dos pilares fundamentales que facilitan la convivencia en nuestro centro.